jueves, 20 de septiembre de 2012

Bipartidismo

En un pueblo pequeño, tenían que decidir si regar o no los campos, pero nunca se fijaban en lo que llovía. Rápidamente se dividieron entre los regadores y los secanos. En temporadas de mucha lluvia, cada vez que los regadores tenían el poder arruinaban las cosechas por putrefacción. Así llegaban al poder los secanos, y cuando la sequía, dejaban que los campos se agostaran. Hubo algunos que quisieron medir la lluvia, pero rápidamente eran apartados, tenían que definirse, o eran regadores o secanos. El que no abrazaran ninguna de las dos tesis les hacía convertirse automáticamente en enemigos de los dos, radicales y raros, y su voz nunca era escuchada.
Ocurrió que los que abonaban los campos eran favorecidos tanto por los secanos como por los regantes, y cada vez abonaban más. El exceso de abono empezó a desestabilizar los campos, a aumentar su salinidad, y a volverlos inservibles. Resultó que cada vez todo iba a peor, pero los del pueblo seguían discutiendo si la culpa era por regar más o regar menos. Cuando el hambre apareció hicieron un pacto de estado y decidieron abonar más los terrenos y no regar ni mucho ni poco. Todo el pueblo murió de hambre.

¿Tú que eres, regante o secano?