jueves, 7 de mayo de 2009

El compromiso de los trabajadores con su empresa

Hace no tanto, lo más normal es que los trabajadores pasaran toda su vida laboral en la misma empresa, sabían que su compromiso con la empresa era correspondido por el compromiso de la empresa con ellos mismos. Despedir a alguien era el último recurso y sólo se hacía en momentos de extrema gravedad para la empresa.

Todo eso cambió en aras de una 'necesaria flexibilización' del mercado de trabajo. El despido ha pasado a ser una variable más con la que maniobrar en aras de ajustar los balances a fin de año (lamentablemente la estrategia también se ha abandonado en el mismo periodo, pero ese es otro tema).

La cultura popular siempre tiene un desfase de unos años con respecto a la situación económica, y al principio, todo el que se incorporaba al mercado laboral lo hacía con el mismo compromiso y dedicación que lo hicieron los anteriores, que tenían un contrato mejor que el suyo.

A partir de ahí, llega la primera finalización de contrato, o el primer despido. El trabajador comprometido ve que se va a la calle, después del compromiso que él sí tuvo con la empresa, y que la empresa al parecer no tuvo con él. Además, junto con él se va su compañero el vago, que se estuvo escaqueando durante todo este tiempo, y recibe la misma recompensa.

En su siguiente trabajo, el trabajador está con la mosca detrás de la oreja, pero sigue comprometiendose con su empresa, sigue haciendo horas extraordinarias sin cobrarlas y sin rechistar, y le vuelve a ocurrir lo mismo. Su colega el vago no hizo ni una y tiene su mismo curriculum.

A la tercera empresa el compromiso se resiente, la actitud también. En el quinto su compañero está mosca porque ahora es él el que se escaquea todo lo posible, y les han echado a los dos.

La cultura popular va asimilando el nuevo sistema de trabajo, y cada vez necesitan menos despidos, o quiebras, o finalizaciones de contratos para llegar a lo mismo. ...Hasta que lo asimila del todo.

Actualmente, los que se incorporan al mercado laboral, ya conocen el percal de antemano, saben lo que les espera y actúan casi todos sin compromiso y sin actitud.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Los contratos laborales de crisis

En estos momentos de crisis, el único planteamiento que tienen los empresarios es crear contratos de crisis con condiciones más beneficiosas para ellos.

El problema de los contratos laborales en España es precisamente el contrario, que llevamos 20 años sacando contratos cada vez más basura.

Los costes laborales se han ido reduciendo en función de estos contratos, y también la implicación de los trabajadores.

Las grandes empresas externalizan sus procesos con empresas consultoras creadas por ellos expresamente para ellos. Empresas de alta rotación de personal y ninguna estructura que se consolida.

Gracias a todas estas 'flexibilizaciones' del mercado de trabajo, nuestras empresas llevan compitiendo entre ellas usando la rebaja de costes salariales, en lugar de la innovación. El beneficio de un ERE a los trabajadores con más antigüedad es superior a la inversión en I+D. Y todo esto se ha fomentado en la época expansiva de la burbuja.

Ahora volvemos con la cantinela de que el problema son los contratos, y es verdad. La estructura productiva de este país está podrida, porque nadie tiene estrategias a largo plazo. La inmediatez de resultados que presenta en los balances la rebaja de las condiciones laborales de la plantilla otorga pingües beneficios a los directivos.

Señores empresarios, viven ustedes en una economía abierta que compite con países como Francia o Alemania con unos costes salariales muy superiores y siguen quejandose de la rigidez del mercado laboral.

martes, 5 de mayo de 2009

La pantomima de la falta de liquidez y crédito

Desde hace unos meses se viene hablando de la falta de liquidez como si fuera el origen de las desgracias. Después de la falta de crédito, como impulsora del desastre de las empresas.

Es muy común confundir las consecuencias con las causas, porque tienen lugar simultáneamente. El otro día un conocido me comentaba lo jodido que lo tenía España porque le habían bajado la calificación a su deuda. En ningún momento se planteó que lo que había pasado es que le habían bajado la calificación a su deuda porque lo tiene jodido.

Este juego de cambiar las consecuencias por las causas da mucho juego. Ahora estamos dándole vueltas a la falta de crédito como si fuera la causa de las quiebras de las empresas. He oído teorías sobre cómo la crisis del 29 se generó por la falta de crédito, y hasta me las creí.

Ahora, viviendo una crisis de las gordas en tiempo real, con la inestimable ayuda de la bendita www, me doy cuenta de cómo se retuercen los conceptos para buscar al culpable que no culpe a nadie.

Al estallar la burbuja financiero-inmobiliaria, lo que se produce es un aumento del riesgo, más bien una multiplicación del riesgo, mejor aún el riesgo se eleva de forma exponencial. Durante el crecimiento de las burbujas, el riesgo casi desaparece, el propio crecimiento arrastra consigo una ola de beneficios, créditos salvadores y dinero circulando que hace que prácticamente nadie ni nada sea insolvente. La demanda crece y crece.

La cerilla está encendida y todo el mundo se la pasa alegremente. A todos les sirve para iluminar su negocio, hasta que llega el momento del cambio de tendencia. Según se acerca, todos los que se pasaban la cerilla empiezan a darse cuenta casi a la vez, de que la cerilla se acerca al dedo y de que se van a quemar. Entonces el riesgo que no existía por ningún lado, aparece por todas partes, porque todo se viene abajo.

Al aparecer el riesgo, los créditos se contraen, pero es que no pueden no contraerse, es más, no deben no contraerse.

El fulano que tenía una constructora empieza a tener un riesgo muy alto de impago desde ese momento. El de la empresa de ladrillos también, pero él no se da cuenta en ese momento. El empleado de la empresa de arcillas también, pero tampoco se da cuenta, y el empleado de la fábrica de coches, y el de la empresa de informática.

Todos empiezan a tener un riesgo muy elevado, pero siguen yendo al banco a pedir una hipoteca. Y se extrañan de que no se la concedan.

Las empresas se deben siempre mucho dinero unas a otras, pero nadie se da cuenta todavía de que ese dinero ya no existe. La cadena se ha roto y ellos no van a cobrar, pero no lo ven, y siguen pensando que su problema es no tener un crédito para una situación transitoria, cuando lo que tienen encima es una situación irreversible... hasta tocar fondo.

La falta de liquidez y el crédito son consecuencias, no causas. El hecho de que estas consecuencias catalicen el proceso de descomposición acelerándolo, es lo que lleva a la confusión con la realimentación. No son realimentadores del proceso, sino únicamente aceleradores. El hecho de que los gobiernos del mundo entero supuestamente estén actuando para inhibir los efectos perniciosos de los catalizadores nunca va a detener el proceso, únicamente a ralentizarlo.

Si además, en su intento de detener el proceso, sólamente ralentizándolo, lo que hacen es generar más deuda y más riesgo, lo que están haciendo es cavar una fosa más profunda a la que nos están bajando lentamente.